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Fórmula Entrerriana: Su época de oro.

La Fórmula Entrerriana, fue sin dudas, la categoría zonal de monopostos con mayor convocatoria, que hubo en el interior, a tal punto que los...

viernes, 4 de marzo de 2011

Fórmula Entrerriana: La "revolución" del motor trasero.

Por qué lo menciono -con todo respeto- al Sr Fernando Sanguinetti? Porque cuando aún no se hablaba de los monopostos, el "boom" fue el Turismo Mejorado Anexo "J", con duelos "de chapa con chapa", entre el "naranjero" Guillermo Von Wernich y nuestro Antonio "Tunga" Roude, que muchas veces se dirimían -sin los autos por supuesto- en algún famoso "boliche" local.

Esa categoría era fiscalizada por la CDA del Automóvil Club Argentino que por aquel entonces representaba.

En nuestra ciudad, el Sr. Fernando Sanguinetti, que no imaginan cómo se puso cuando la F5 -como se llamó primitivamente- comenzó a crecer.

Corrieron ríos de tinta y de palabras entre ese Sr. y los Scolamieri, que se negaban a afiliarse a la CDA, por temor a perder el poder, es mi suposición.

Y tal vez lo más apasionante de la historia de nuestra querida categoría zonal, comenzó con la aparición de un santafecino -pintón también según las chicas- de apellido Tettamanzi y de nombre Jorge, que revolucionó el mundo de los monopostos provinciales, presentando el primer auto de la fórmula con motor trasero.

A partir de entonces la 71 fue la curiosidad y por qué no la envidia de todos los pilotos, mecánicos y colaboradores de aquél momento, porque además de su aspecto novedoso, andaba muy bien.

Con el devenir de las carreras, los más avezados comenzaron a cambiar sus unidades.

Las plantas motrices fueron apareciendo en la parte posterior y el parque de la Fórmula Entrerriana fue presentando otro aspecto, otra estructura, otros detalles, otra potencia y otra velocidad, que fue entusiasmando paso a paso a los "tuercas" de siempre y a los que no aún no lo eran.

Los circuitos "mimados" de esa época fueron el Parque Autódromo "Mena" de C. del Uruguay, con buen trazado, adecuada extensión y un suelo, mezcla de "humus" y broza, que con excelente compactación y riego supervisado, presentaba siempre un piso excepcional, además del cariño y la dedicación que ponía en su tarea el inolvidable maquinista Sr. Lozano.

Y el otro fue el Autódromo "Salvia", construido sobre la cantera del mismo nombre, que también tenía buen diseño y un suelo conveniente, pero que por tener escasas vías de escape, presentaba los famosos "cordones de tierra" que fueron un grave y mortal error de los fiscalizadores, la UVE.

Fue uno de los tantos entusiasmos desmedidos -pero comprensibles- de la Unión de Volantes Entrerrianos, encabezada por los mellizos Raúl y Alcides Scolamieri, que se dejaron desbordar por el éxito, cada vez más profuso de la categoría y los pasó por encima, con el agravante de que llegaron a aprobar circuitos que eran verdaderos "campos arados", en los que los pilotos -corresponsables también- aceptaban correr porque la "ola" los arrastraba.

Es así que sobrevinieron las pistas de Villa Elisa, Gualeguaychú, Villaguay, Viale, María Grande, Betbeder (Departamento Nogoyá), La Paz y algún otro que tal vez no acuda a mi memoria.

Fue un "lujo" llegar a competir en Paraná, donde una rueda del auto de Vaccaluzzo provocó un accidente fatal.

Y en Concordia. Autódromo que pese a ser pavimentado aún hoy todavía es cuestionado por su escasa extensión, su trabazón y la abrasión de su piso.

Sin embargo en la década del ‘70 -el apogeo de la F.E.- todo valía y al margen de las multitudinarias presencias en cada carrera, el peligro siempre acechaba y así perdieron sus vidas el "Pelado" Osvaldo Riera en Villa Elisa (nunca olvidaré su máquina 43 dada vuelta, apoyada sobre su barra antivuelco, sin que nadie lo socorriera) y el inolvidable "Negro" José Luis Gallo en el "Salvia", de quién me había despedido en la puerta de boxes con un "hasta pronto".

Fue porque unos minutos antes nos había invitado a comer un asado, el martes siguiente, en Arroyo Barú, y él me dijo: "te hago responsable a vos, porque pareces el más serio", sonriendo y mirando a mis compañeros.

Las dos muertes que mencioné, fueron consecuencia de los tristemente célebres "cordones", inventados por la UVE. Por eso sostengo que los organizadores debieron ser más cuidadosos y no autorizar cualquier circuito con tal de correr.

Pero lo que sucede es que cuando uno no tiene una conducta férrea en cualquier orden de la vida, lo termina pagando muy caro. Y eso le ocurrió a los Scolamieri. Muy buenas personas, pero sin firmeza en sus acciones.

FUENTE: ROBERTO BAROZZI (PERIODISTA / CO PRODUCTOR "PISTA 11").

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