Información Nacional e Internacional

Entrada Destacada

Fórmula Entrerriana: Su época de oro.

La Fórmula Entrerriana, fue sin dudas, la categoría zonal de monopostos con mayor convocatoria, que hubo en el interior, a tal punto que los...

lunes, 27 de abril de 2009

Los comienzos del automovilismo entrerriano.

Ya en 1926 se corría en la provincia una competencia donde prevalecían los Ford T.

Fue el inicio para tantos equipos y pilotos que, con su temple y sacrificio, hicieron grande a nuestro automovilismo deportivo.

En 1926 se había corrido con Ford T una carrera de Paraná a Viale sobre un barrial impresionante, tanto que habiéndola ganado Rabufetti de Paraná, el fotógrafo Lobato, le pide que se “lave la cara para que lo reconozcan”.

Luego en 1929, es en la ciudad de Nogoyá en donde se realizan competencias de Ford T.

Aparecen los primeros nombres de la época, Arturo Vicentín y Faustino Facello, ambos de esa ciudad, Romualdo Turano de Victoria, Antonio Besler de Crespo, y otros.

Se destaca como preparador don Alfredo Facello, que andaba entre los primeros y segundos puestos, llegando a ganar siete carreras seguidas.

Comienza entonces, una venta promocional a $ 120 y $ 125 por coche.

Previo a dicha comercialización, se decide hacer una carrera con un recorrido aproximado a los 75 kms, que comprendía Rosario del Tala, Echague, Galarza, Solá, Las Guachas.

En esta competencia participan entre otros, Arnoldo Cudini, Aristides Berra, Fidel Cardú, Carlos Marzán y otros. Gana Ernesto Crola de Paraná.

Participaron: Carlos Zapata, Gerardo Arévalo, Arístides Barra, Emilio Gorena, Benjamín Pons, Josué Pais, Aquiles García, Carlos Marazan, Roque González, Sixto Mendizabal, Celestino Kamerman (ganador), Juan Colman, Lenadro Carnero, Fidel Cardú, Ernesto Crola, entre otros.

LOS MUCHACHOS DE ANTES.

Todos estos escarceos tuercas de aquellos años en nuestra provincia, más la hazaña del cruce de la cordillera, y la Primera Vuelta a Entre Ríos (1935) que es ganada por dos paranaenses, Bianchi y Gutierrez.

Félix Barbagelata, Foncchio, Manuel Manzur, Andres Laule, los hermanos Ratto, comenzaron a gestar una competencia. Esta se realizó en aquel año 1935.

Varios autos descubiertos, modelo Ford T se alinearon frente a la casa de piedra en Concepción del Uruguay, ante un numeroso público.

La largada por boulevard Martínez hasta tomar por un camino a Villa San Justo llegando a la escuela Colonial Perfección y volviendo al sur, hasta tomar el camino general a Caseros, o sea hasta la esquina conocida con el nombre de Issac, para volver hacia la ciudad por el camino directo, Cementario y por calle 9 de Julio, llegando por la misma al lugar de partida, después de recorrer 260 kms, es decir haciendo 20 vueltas de 13 kms cada una.

La anécdota principal la protagoniza Rodolfo Barthet que lleva como acompañante a Picardía Tenreyro.

En cierto momento de la competencia, se descompone el magneto y deben de colocarle una batería, pero en el apuro se olvidaron los bornes, de manera que Picardía tuvo que ir detrás del conductor, sosteniendo los cables con la mano, mientras la gente aplaudía.

Como las vueltas eran muchas y el recorrido largo, este dúo estaba un tanto aburrido y quisieron completar el espectáculo.

Entonces en una de las vueltas, al llegar a la casa de piedra que era donde estaba concentrado la mayor parte del público, Barthet bajaba los bigotes del Ford al mango y tomaba la curva de 90 grados en forma violenta.

Como era de esperar vuelcan espectacularmente ante el asombro y la angustia de los presentes y del agitar permanente de la bandera del Comisario Deportivo de la prueba, Pedro Mazzoni.

OTRAS HISTORIAS

En Rosario del Tala, centro de activa práctica automovilística, se preparan los pilotos para el Gran Premio, Presidente de La Nación a llevarse a cabo el domingo primero de noviembre de 1936.

Pero antes, el 4 de Octubre de ese año se corre el Premio Ciudad de Nogoyá.

En esta carrera participan: Ovidio Ramirez y Domingo Minaglia de Victoria, Arturo Vicentín, Faustino Facello, Ernesto Grillone, Bienvenido Ronchi, Carlos Zapata, Armando Hereñú, de Nogoyá, Arnoldo Cudini y Sixto Mendizabal de Rosario del Tala, Eduardo Fioroto de Distrito Chiqueros, Francisco Durandó de Concepción del Uruguay.

La victoria fue para Arnoldo Cudini, quién tardó para las 15 vueltas, un tiempo de 1 h. 4’ 33”, a un promedio de 70,300 kph. Segundo resultó Faustino Faccello.

El ganador de la carrera revolucionó la naciente categoría Ford T, introduciendo el monoplaza.

Comienza la actividad febril en los talleres, las largas noches entre los fierros y si no se tenía un galpón o un taller, servían los árboles.

Y así va naciendo el entusiasmo tuerca, en carreras de varias horas, tantas, que a veces tenían tiempo de sacar el tanque de nafta llevarlo a soldar a la ciudad, regresar y seguir corriendo, tratando de recuperar vueltas.

Dos años después de éste inicio, ya las chatas iban adquiriendo formas aerodinámicas y habían incorporado incluso las clásicas correas de seguridad para el capot, eliminando también los guardabarros, y en los talleres se trabaja buscando más velocidad, agujereando o ranurando las bielas, o realizando cambios de cigüeñal por el de Ford B, fabricando pistones de aluminio recubiertos con una chapa remachada, para pasar por legítimos de fundición.

Y algunos “se pasan en las modificaciones” como don Esteban Irigaray de San José, que no solamente baja la chata, sino que la reduce de largo, tanto que queda cuadrada y no dobla, otro como Elbio Vidal que en lugar de metal en las bielas le coloca rodillos de acero.

Y asi el ingenio y el trabajo van sacándole velocidad al Ford.

FUENTE: ALBERTO ZAPATA (EL DIARIO DE PARANÁ).

No hay comentarios: